El conflicto forma parte de las relaciones

No queremos relaciones líquidas, pero a veces me da la sensación de que tampoco queremos pasar por la construcción que requieren las relaciones sólidas. Porque no es cómodo. Porque nos zarandea y nos remueve y eso a veces asusta, da mucho miedo.

Pero tengo cada vez más claro que para construir sobre suelo firme, tenemos que afrontar los conflictos que puedan surgir. Sabemos que vincularse no siempre es fácil, que cuando nos vinculamos se nos mueve todo, pero también sabemos que en los vínculos sanamos muchas cosas.

La vida es conflictiva. Pasan muchas cosas todo el rato. A rachas más, a rachas menos, pero no estamos libres de experimentar el conflicto. A veces interno, a veces externo. A veces autorregulándome, a veces corregulándome. Pero sí algo sabemos es que el conflicto forma parte de la vida, y gracias a él podemos poner sobre la mesa todo aquello que nos pica, que nos escuece, para poder darle orden y recolocarlo en otros lugares más amables.

Si buscamos relaciones libres de conflicto, estamos buscando relaciones de anestesia. Relaciones en las que no sentimos nada ni somos nada. Y no sé qué sentiréis vosotras pero yo si me vinculo es para sentir muchas cosas y hacer de la vida una experiencia con más colores.

Vivir en un una relación de conflicto permanente no tiene sentido, pero tampoco lo tiene la idea de vivir en relaciones en las que no somos, sino que simplemente estamos en automático, sin ahondar ni mirar más allá.