Tu deseo tiene un contexto

Así es, tu deseo no ocurre en el aire ni en el vacío.

Que tengamos ganas de un encuentro con otra persona o a solas, va a estar sujeto a un montón de factores y variables, que son las cosas que me están pasando en este momento vital. Igual que no nos pedimos rendir igual o tener un día igual de bueno cuando tenemos, por ejemplo, un resfriado que cuando no lo tenemos, tampoco podemos pedirnos que nuestro deseo funcione siempre de la misma manera (que esté siempre a tope, vamos) al margen de las circunstancias que tengamos.

Si estamos viviendo dificultades en algún área de nuestra vida (trabajo, familia, mi relación conmigo, la relación de pareja…), si estamos enfrentándonos a situaciones retadoras, a cambios, episodios de más estrés, de ir atropelladas por la vida…nuestro deseo no es impermeable a todo eso y evidentemente se va a ver afectado.

Tenemos muy aceptado que nuestros niveles de cansancio, de hambre, de sueño, de necesidad de hacer un tipo de planes u otro, de energía…varían en el día a día y no son estáticos, ¿por qué parece que nos pedimos que nuestro deseo sea diferente a todo esto, y esté siempre en el mismo punto? Entiendo que queremos que sea predecible, porque eso nos da la sensación de que “funcionamos bien” y que esa área de nuestra vida se mantiene estable, pero tal vez lo más sano sería aceptar que el deseo y las ganas de compartir esos momentos de intimidad con nuestra(s) pareja(s) van a fluctuar y van a estar sujetos a muchas condiciones, que si dejo de ver, si las separo de mi deseo, me van a hacer sentir extraña, inválida, como si tuviera un problema y hubiera algo mal en mí, cuando realmente solo es un síntoma de que estamos vivos y cada día nos encontramos en un punto un poco diferente.

Puede haber etapas o rachas, que si se mantienen en unos niveles que nos generan malestar, nos hagan pedir ayuda y eso está genial, pero cuidado con patologizar un deseo que solo está vivo y siendo natural